Mis bebés estrella


Los bebés estrella son aquellos hijos que no llegaron a nacer, los que se fueron al cielo desde el vientre materno.

Escribo este blog para contar desde mi experiencia, los sentimientos de una madre al afrontar la pérdida de un embarazo.

Éste es mi rincón de desahogo para superar el duelo.



28 oct 2013

Vuelta a la rutina

No, no estoy bien, me he engañado. Llevo 5 días engañándome a mí misma y engañando a los demás. No estoy bien, estoy triste, muy triste. Pensé que retomar la normalidad cuanto antes sería bueno. Pensé que no cogerme ni un sólo día de baja sería bueno. Pensé que mantener la mente ocupada en el trabajo, sería bueno. Pero no lo es.

Porque no duermo, no descanso. Porque no rindo. Porque a la gente de la oficina no le interesa si estoy mal. Porque no lo saben. No saben que he perdido mi cuarto bebé. No interesa. ¿Para qué lo voy a contar? Para dar lástima? Para que no sepan qué decir? Aquí se viene a trabajar, no a contar las penas. Así que me encierro en el baño porque no estoy bien, porque cuando suena el teléfono de mi mesa temo que no me salga la voz, porque a veces me cuesta hablar. Y me siento culpable.

No lo estoy haciendo bien. Y estoy deseando salir del trabajo para recoger a mi hijo de la guardería y comerle a besos, pero él nota que estoy triste, y me pregunta si estoy malita. Y me siento más culpable todavía.

Llevamos más de año y medio buscando un hermanito para él. Año y medio y 3 abortos. He estado ocupada en cuidarme, en no hacer esfuerzos, en hacerme revisiones. Tengo la sensación de que he estado meses y meses empeñada en un sueño que no se está cumpliendo, y he dejado de lado a lo que más quiero. Tengo la sensación de que no le he dado todo lo que se merece, por estar pensando en otro futuro bebé que no llega, por hacer planes tan a largo plazo.

No he vivido el día a día, no le he hecho cosquillas, no le he podido coger, no he podido tirarme al suelo con él para jugar, por no hacer ningún esfuerzo. Y ha sido en vano. Me lo he perdido. Me he perdido disfrutar al máximo dia a día con mi hijo por un sueño que no ha llegado. Y él no se lo merece. Y me siento más culpable.

Y ese mismo sentimiento de culpa es que el me hace ponerme las pilas, y hacerle cosquillas, y hacerle reir, y tirarme al suelo a jugar con él, y cogerle y achucharle en brazos. Porque él se lo merece. Porque él lo es todo.

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