Nuestro hijo Andrés ha cumplido un año, y el mismo día de su cumpleaños decidimos buscar el hermanito. Pasamos por una revisión ginecológica de rutina para comprobar que todo está bien, empiezo a tomar suplementos prenatales y empezamos a búsqueda. A finales de octubre conseguimos el positivo y nos emocionamos, ¡por fin! Empezamos a comunicarlo a la familia más cercana y va todo genial.
A las 7+3 semanas de embarazo empiezo a manchar y acudimos a urgencias, el embrión tiene latido pero existe una amenaza de aborto y me recomiendan reposo físico y sexual, y control por el ginecólogo. Al día siguiente tenemos cita con la ginecóloga, sigo manchando y la doctora me hace una ecografía, ella insiste que hay un atisbo de latido, que parece como si empezara a latir el corazón, pero yo le digo que el día anterior en urgencias latía con más fuerza. A pesar de todo, me dice que vaya a casa, siga con el reposo y espere a ver que pasa hasta la siguiente semana.
El día siguiente tengo una hemorragia muy fuerte en casa, con dolor de contracciones y acudimos a urgencias. Estaba expulsando el embarazo de forma expontánea, y en el box de urgencias continúo con la hemorragia. Ante el riesgo de que vaya a más, me dejan ingresada con un tratamiento de gotas que me provocarán contracciones para terminar de limpiar el útero.
A la mañana siguiente comprueban que casi está todo limpio, pero me recetan unas pastillas (Cytotec), que en realidad es un protector gástrico pero que entre los efectos secundarios es un potente abortivo, por lo que me ayudará a eliminar los pocos restos de embarazo en casa.
Esta vez no ha podido ser, será la siguiente, ha sido muy doloroso fisicamente, sentir dolores de contracciones en casa, con mi pareja y mi hijo, el esperar que vinieran mis suegros para quedarse con el niño, y poder irnos al hospital, sentir tanto dolor en el camino y notar tantísima hemorragia al llegar al hospital. Iba mal, todo iba mal.
Una vez pasado todo, nos recomiendan esperar una regla para volver a intentarlo. Así hacemos, no queremos esperar más tiempo. No nos permitimos pensar más en que va a salir mal de nuevo y vamos a por todas.